Del “Tlajomulcazo” a la resignación oficial

POR: JULIO RIOS

No todo ha sido miel sobre hojuelas para los músicos electrónicos de Guadalajara y sus jóvenes seguidores. Este movimiento cultural ha sido perseguido y visto como reducto de “viciosos” y no como lo que es desde el punto de vista de sus creadores: “Una expresión artística auténtica”

Luis Flores, de Nopal Beat recuerda que desde un principio, las fiestas Rave han sido objeto de polémica por la conservadora sociedad tapatía.

“La primer referencia de estas fiestas Rave es Jorge H.M. El Calambrín quien empezó a experimentar con estos eventos en el 91 o 92. Desde entonces empezó a haber borullo con la policía. Luego nosotros seguimos haciendo fiestas. En aquellos tiempos sufrimos varias redadas policíacas, pero de esas recuerdo cuatro que viví a full. Luego fue el Tlajomulcazo”, recuerda Luis Flores al tiempo que su mirada se clava en el horizonte y da un sorbo a una bebida energética.

Según informaron los medios tapatíos en su momento, el famoso “Tlajomulcazo” ocurrió el 4 de mayo del 2002, cuando un operativo del Gobierno Estatal que encabezaba Francisco Ramírez Acuña, irrumpió en una fiesta Rave en  el Club Deportivo Oro, en Tlajomulco de Zúñiga, donde bailaban 1,500 jóvenes. Alrededor de 300 elementos armados acompañados de perros, sometieron y humillaron en el suelo a los muchachos para revisarlos y buscar enervantes; manosearon mujeres y entre amenazas y gritos detuvieron sin razón aparente a 23 personas. No encontraron las drogas que buscaban. Finalmente los decomisos fueron ridículos: 300 tachas, 48 pastillas y 620 gramos de marihuana.

“El Tlajomulcazo curiosamente ocurrió cuando todos habíamos creído que ya estaba superada la idea pueblerina de lo que quiere decir un Rave. Tan estaba fuera de contexto lo que hizo en ese momento el gobierno que se desató la indignación de la sociedad por lo que sucedió. En ese momento ya había gente de todo tipo de estratos en las fiestas, gente que pesaba y gente más organizada con un poco más de conciencia”, narra Luis Flores.

Una vez ocurrido el incidente,  lo primero que hicieron los músicos fue armar un comité de huelga con todos los productores, artistas y demás actores de la escena local. A esta  organización le llamaron “Arte Libre”, encabezada por Esteban Soto.

“Ese mismo año hicimos una manifestación en la Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno, y se juntaron como cinco mil personas con música y una gran fiestas. Y como a los seis meses por fin liberaron a los chavos que habían detenido injusta, aleatoria y autoritariamente”, comenta Luis Flores, recargado en un sillón de piel.

Al próximo año hicieron otra manifestación y al siguiente ya había cambiado la percepción del movimiento, por lo menos entre las autoridades municipales.

“Al tercer año, en el 2005 comenzamos a trabajar con la Dirección de Cultura del ayuntamiento de Guadalajara que nos ayudó a financiar festivales y se convirtieron en eventos gratuitos para los jóvenes. Hay que notar que son entidades distintas, pues nos apoya el ayuntamiento y los autores del Tlajomulcazo fueron del Gobierno del Estado”, comenta.

Y efectivamente,  el ayuntamiento de Guadalajara apoyó para la realización del Festival de Música en la avenida Chapultepec, con artistas como Richie Hautin en el 2004 y posteriormente vinieron actos masivos en otras plazas públicas que se siguen realizando hasta la fecha.

Luis Flores y su colectivo siguen promoviendo esta escena y defendiéndola como una genuina rama del arte.  “Hemos hecho eventos gratuitos en Chapultepec y en la Plaza de la Liberación. La idea es que la gente pudiera escuchar y entender esta música como una expresión cultural artística legítima y sacudirse del estigma que cargó mucho tiempo aquí. Además de que ahora hacemos talleres para que los jóvenes aprendan este arte”, dice.

Y finaliza: “Por un lado se avanzó y se aceptó la escena o quizá las autoridades terminaron por resignarse. Y aunque habrá quienes siguen con una visión cerrada e intolerante, este es un progreso porque ahora las autoridades ya nos ven como una expresión cultural importante que la gente quiere escuchar. Más no podíamos haber logrado”.

Una respuesta to “Del “Tlajomulcazo” a la resignación oficial”

  1. yo viví el tlajomilcazo abuso de la autoridad recuerdo la fiesta 3 escenarios house, progessivo y psytrance en su tiempo denominado como psicodellictrance ya era algo grande pues los flayers ya estaban por doquier y la publicidad estaba en radical fm los policias haciendo alarde de su autoridad de una manera estupida pues hasta nos aventaron los perros tal pareceria como si fuera una redada en alguna casa de un narco con cocinas ocultas en la casa fue absurdo lo bueno que yo y mi banda pudimos escapar salir de la finca y correr al cerro pero desde alla arribita clavados se veia el alboroto y el ojetismo de la autoridad al dia sigueinte toda la banda raver haciendo un planton enfrente de palacio de gobierno buenos recuerdos pero una mancha negra que muchos nunca olvidaremos cuando empesaba el moviemiento las nuevas generaciones no saben lo que tienen y por lo que se tubo que pasar para llegar a esta libertad…

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