Dream Theather en Guadalajara

POR: JULIO RIOS

El teatro de los sueños volvió a Guadalajara e hizo caer en el alarido a casi tres mil seguidores que disfrutaron de un recital en el Teatro Diana  de Guadalajara, el pasado lunes 8 de marzo.

La agrupación norteamericana Dream Theater demostró a los fanáticos tapatíos que su atractivo está en el virtuosismo los músicos más que en el poder de su música, y esta vez estas características se notaron mejor que en su última presentación en el mismo foro.

Y basta el simple hecho de ver la sobrehumana rapidez de John Petrucci destrozando cual mantequilla escalas imposibles para los mortales en la guitarra; así como los “destiempos” esquizofrénicos de Mike Portnoy en la batería y la velocidad y precisión del bajista john Myung. Y para darle el toque especial al combo, Jordan Rudess, tocando dos teclados al mismo tiempo texturizó el de por sí enrevesado sonido, que se complementa con el cantante James LaBrie, que en vivo pudo hacer notar otros matices que no alcanzan a percibirse en los discos compactos.

Egresados del Berklee College of Music, en Boston Masachusetts (la mejor universidad del mundo en cuanto a música se refiere), esta banda fundada en 1985 ofreció varias pinceladas de su ya dilatada discografía que suma once placas. Desde temas de 18 minutos, a la usanza antigua, hasta suaves baladas con piano y frenéticas piezas donde  la técnica para dominar los más extraños acordes, dejaron boquiabiertos a los presentes.

Temas como: A Nightmare to Remember, A Rite of Passage, Hollow Years, Erotomania, Voices, Constant Motion, In the Name of God, Sacrificed Sons, Take By Time, The Count of Tuscany, entre otros se dejaron escuchar en un show de casi  dos horas de duración. En su mayoría, la banda presentó material de su último disco del 2009: Black Cloud and Silver Linings. Y es que la meticulosidad de la banda llega al grado de utilizar un sistema matemático para que la gente de una misma área geográfica no corra el riesgo de ver un show repetido. Todo por la seriedad de respetar al que paga el boleto.

El espectáculo lo abrió la banda californiana Big Elf, cuyo trabajo está inspirado en la psicodelia setentera. Luego, una gigantesca tela negra que cubrió el escenario se iluminó en la parte trasera para dejar ver las siluetas de los músicos estelares. El telón cayó y comenzaron los trallazos, acompañados de diez mil gargantas que coreaban los temas.

Durante el espectáculo, los músicos demostraron habilidades a las que el término virtuosismo les queda chico. Además de cambios incesantes de ritmo y de escalas, también hubo solos de guitarra, batería y teclado que deleitaron al exigente respetable. Todo con una iluminación impecable y proyecciones cinematográficas en una pantalla gigante.

Dream Theater se formó en 1985 y es la banda más exitosa del rock progresivo desde entonces. Su arte se inspira en las bandas de la época dorada del género en los 70´s, pero se alimenta también de tendencias más modernas, principalmente del heavy metal.

En cuanto al mainstream no les ha ido muy bien. Su mayor éxito, el disco Images and Words de 1992 apenas  alcanzó el lugar 61 de la lista de Billboard. Por ello, Dream Theater está identificado como una banda de culto, sólo para oídos conocedores. La mayor parte de su público está integrado por personas que tocan algún instrumento o desesperados melómanos. El grueso de la gente no consume su música. Y no sabe de lo que se pierde.

En contraste con el concierto que ofreció la banda  Metallica (esclava del marketing), en el caso de Dream Theater no hubo absolutamente ningún despliegue publicitario de por medio, y aún así este grupo progresivo llenó el Teatro Diana sin despeinarse y miles más se quedaron afuera. Fue el triunfo del arte sobre la mercadotecnia.

Desde hace tres meses estaban agotados los boletos. Ni siquiera duraron una semana en taquilla. Y no solo eso, sino que su presentación atrajo visitantes de Aguascalientes, Zacatecas   y hasta Yucatán, todo por ver a estos músicos que están considerados entre la selecta elite de los mejores del mundo.

Pero la diferencia es que Dream Theather lo hacen con uno de los géneros ignorados por la radio comercial y de los más menospreciados del mundo: el rock progresivo.

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